Sistema, norma y habla

Sistema, norma y habla

En 1952, Coseriu publicó, en Montevideo, el ensayo Sistema, norma y habla, y esta distinción pronto entró en el canon de la lingüística. En este texto, Coseriu se ocupa de la dicotomía saussuriana langue y parole y afirma que es insuficiente para captar toda la realidad del lenguaje. La principal crítica se relaciona con el hecho de que al diferenciar entre un sistema funcional por un lado, es decir, la langue, y la realización por otro lado, es decir, la parole, varios hechos quedarán sin ser considerados. Los fonólogos de Praga ya habían señalado —y esto ya lo habían demostrado sus antecesores de la escuela de Kazan— que a un fonema, es decir, a una idea fónica abstracta, le pueden corresponder diferentes realizaciones en un determinado idioma, por ejemplo debido a diferentes entornos fónicos. Así, en español —y este es uno de los ejemplos en los que Coseriu basa su argumentación— en el sistema, es decir la langue, solo se distinguen cinco fonemas vocálicos, /a/, /e/, /i /, /o/, /u/. En el plano de la parole, del habla, los fonemas corresponden a un número infinito de realizaciones. En el caso de los fonemas /e/ y /o/ se observa, además, una distribución regular y tradicional según el entorno fónico, de acuerdo con el cual los fonemas se pronuncian de forma cerrada o abierta. Dado que esta pronunciación cerrada o abierta en español es la normal, la que se espera, la que es tradicional, una pronunciación diferente sería posible pero no habitual. Esta realización corresponde, pues, a la norma del español. La norma es, por tanto, la realización tradicional del sistema, la que es habitual en una comunidad lingüística. La norma existe no solo en el plano fónico, sino en todos los planos de estructuración lingüística. No debe confundirse con la norma prescriptiva, la norma ejemplar en una comunidad (cf. Lo correcto y lo ejemplar). En todas las cuestiones de lingüística sistémica, siempre se debe tener en cuenta la diferencia entre sistema y norma. Por un lado, la norma va más allá del sistema porque contiene más información; por ejemplo, en el caso de los fonemas vocálicos del español, la información adicional de si se pronuncian de forma abierta o cerrada. Por otro lado, el sistema también va más allá de la norma, porque el sistema contiene no solo las realizaciones tradicionales, sino también, en cuanto «sistema de posibilidades», realizaciones virtualmente posibles que no son (o todavía no son) tradicionales. Por ejemplo, en el caso de la formación de palabras, el sistema de una lengua solo contiene las reglas de formación y no las realizaciones concretas. Una palabra como «afeitable» corresponde a un patrón de formación de palabras del español, pero probablemente no a la norma del español. Es una palabra sistémicamente posible (y como tal ya existe virtualmente y se entiende), pero no es común en español, no es «normal».

En la historia de la lingüística siempre ha habido tendencias a limitar el lenguaje al uso. En las últimas décadas, en particular, ha habido intentos de determinar el lenguaje exclusivamente a partir del uso. La lingüística estructural se ha acusado reiteradamente por su supuesta falta de reconocimiento del uso como dimensión central del lenguaje. La distinción de Coseriu entre sistema y norma tiene en cuenta, por un lado, el hecho de que los sistemas lingüísticos están organizados como sistemas de elementos funcionalmente opuestos y, por otro lado, el hecho de que el sistema solo se puede conocer a través del habla, y que el habla no solo contiene lo sistemático sino también las realizaciones habituales.

Sistema, norma y habla (con un resumen en alemán), Montevideo 1952; también en RFHC 9, pp. 113-181; (bibliografía n. 8); reimpreso en Teoría del lenguaje y lingüística general. Cinco estudios, Madrid; 2ª edición Madrid, 1967.